Desde hoteles boutique en Manhattan hasta rooftops con vistas al skyline, pasando por museos de clase mundial, restaurantes premiados y un partido de béisbol en Queens, este viaje exprés por Nueva York es una oda al estilo, la cultura y la buena vida.
Nueva York no es una ciudad que se visita: es una ciudad que se vive y se disfruta intensamente. Y aunque parezca imposible abarcar su energía en unos días, este itinerario demuestra que, en menos de una semana, con buen gusto y una pizca de planeación, se puede saborear lo mejor de la Gran Manzana.
Manhattan, arte y Broadway
Para el hospedaje podemos encontrar el encanto clásico del Hotel Martinique, con su arquitectura Beaux-Arts y ubicación privilegiada cerca de Herald Square, así como el diseño contemporáneo del Civilian Hotel, un refugio para amantes del teatro y el arte, ubicado en el distrito de Broadway. Este último ofrece una experiencia inmersiva con su rooftop bar, Starchild, donde los cócteles se disfrutan bajo un cielo iluminado por rascacielos.
Después de instalarse, el itinerario cultural comienza con una visita al MoMA, el Museo de Arte Moderno, donde obras de Picasso, Warhol y Van Gogh conviven con instalaciones contemporáneas. Para cerrar la experiencia, nada como una comida o cena en The Modern, el restaurante con estrella Michelin ubicado dentro del museo. Su menú de temporada y su servicio impecable lo convierten en una parada obligada.
La noche continúa en Broadway con la vibrante obra Moulin Rouge!, una explosión de música, escenografía y emoción que revive el cabaret parisino con un giro neoyorquino. Al salir, la ciudad sigue viva, y el rooftop del Civilian Hotel espera con su atmósfera cosmopolita, y si se busca un plan más casual, recomendamos una rebanada de pizza en alguna de las clásicas pizzerías aledañas a los teatros.
Hudson Yards, crucero, gastronomía y cultura con historia.
Hudson Yards es, sin duda, el nuevo epicentro del lujo y la arquitectura en Manhattan. Aquí se encuentra The Edge, el mirador más alto del hemisferio occidental, con una plataforma de vidrio que desafía la gravedad y ofrece vistas panorámicas de la ciudad.
A pocos pasos, el restaurante Estiatorio Milos ofrece una experiencia mediterránea con productos frescos y una carta de vinos impecable, además de una vista única a The Vessel. Esta es una parada obligatoria si te gustan los mariscos (su especialidad). ¿Y por qué no? Vale la pena hacer una pausa para aprovechar las tiendas del centro comercial y disfrutar de una sesión de compras.
Para cambiar de ritmo, el Circle Line Sightseeing Cruise permite ver la ciudad desde el agua. El recorrido por el río Hudson revela la silueta de Manhattan, la Estatua de la Libertad y el puente de Brooklyn desde una perspectiva única.
Un plan más relajado para el atardecer es dedicarlo al arte y la historia con una visita a The Frick Collection, una joya escondida que alberga obras de Rembrandt, Vermeer y Goya en un entorno palaciego justo frente a Central Park, sobre la Quinta Avenida.
Para los más curiosos y amantes del diseño y la arquitectura, el tour Build Tours con Ivan R. Shumkov —arquitecto, urbanista y fundador de Build World, Build Academy y la Sociedad de Arquitectura y Urbanismo de Antiguos Alumnos de Harvard— ofrece una mirada profunda a los secretos urbanos de Nueva York, desde sus rascacielos hasta sus barrios históricos. Escuchar de primera mano a Ivan es simplemente enriquecedor.
Por la noche, la NYC Restaurant Week abre las puertas a los mejores restaurantes de la ciudad a precios accesibles. Una excelente oportunidad para descubrir joyas como Acadia Restaurant o el elegante Grand Brasserie, donde la cocina francesa se reinventa con un toque neoyorquino.
Brooklyn, Queens y béisbol
Para alejarse del bullicio de Manhattan, existe una gran opción como plan para explorar otros sabores y paisajes. Comienza en el desayuno en Brooklyn Diner, un clásico americano con pancakes esponjosos, tocino y café. Luego, el viaje continúa hacia Queens, donde el MoMA PS1 ofrece arte experimental en un entorno industrial.
Para el almuerzo, Takuman sorprende con su propuesta japonesa auténtica, ideal para quienes buscan sabores delicados y técnicas precisas. Y para cerrar con broche de oro, una tarde en Citi Field para ver a los Mets enfrentarse a los Atlanta Braves se convierte en una experiencia única y divertida. En Nueva York, el béisbol, más que un deporte, es una vivencia cultural que conecta con el alma de la ciudad. El ambiente que se vive en el estadio ¡es inigualable!
Regreso con el corazón lleno
Después de varios días intensos, el regreso a casa se hace con la maleta llena de recuerdos, sabores y emociones. Nueva York, con su ritmo vertiginoso y su oferta infinita, demuestra que incluso en poco tiempo puede dejar una huella profunda.
Una sugerencia para llegar fácilmente desde la Ciudad de México es volar con Viva Aerobus, que ofrece un viaje directo que comienza y termina con comodidad y estilo.
Por: Bárbara Terán
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